15/11/19

Política y Ciudadanía

¿Qué es la política? 

La política es un conjunto de actividades y acciones que buscan la toma de decisiones para el bien común de una sociedad. En términos generales, la política se refiere a la organización y administración del poder público en una sociedad. 

- Toma de decisiones: La política se enfoca en la toma de decisiones que afectan a una sociedad o grupo de personas. Estas decisiones pueden ser sobre temas como la economía, la educación, la salud, la justicia, la seguridad, entre otros.
- Poder: La política implica el uso y la distribución del poder en una sociedad. El poder puede ser ejercido por individuos, grupos, instituciones y organizaciones.
- Participación: La política requiere la participación activa de los ciudadanos y los actores políticos en el proceso de toma de decisiones. La participación puede manifestarse en diferentes formas, como el voto, la protesta, el activismo y el diálogo.
- Conflicto: La política está marcada por el conflicto y la competencia entre diferentes actores políticos que buscan imponer sus intereses y agendas.
- Influencia de las ideas: Las ideas y las ideologías tienen un papel fundamental en la política. Las ideas pueden influir en las decisiones y en la dirección que toma la política en una sociedad.

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¿Qué implica tener la ciudadanía de un país?

- Derechos: los ciudadanos tienen derechos y libertades fundamentales, como libertad de expresión, de reunión y de asociación, el derecho a un juicio justo, entre otros.
- Obligaciones: los ciudadanos tienen la responsabilidad de cumplir con las leyes, pagar impuestos, defender su país si es necesario y respetar los derechos de los demás.
- Identidad: la ciudadanía también implica una identidad común y un sentido de pertenencia a una comunidad política y cultural.
- Participación: los ciudadanos tienen la oportunidad de participar en la toma de decisiones políticas a través del voto, la participación en grupos de interés y la protesta pacífica.
- Igualdad: todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y oportunidades sin discriminación por motivos de género, raza, religión, origen étnico o cualquier otra condición.

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¿Cómo fue ampliándose el concepto de ciudadanía?

- Antigua Grecia: El concepto de ciudadanía se originó en la antigua Grecia, donde los ciudadanos eran hombres libres y nacidos en la ciudad-Estado (polis). Tenían derechos y deberes políticos, y eran los únicos que podían participar en la toma de decisiones políticas. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros no eran considerados ciudadanos.
- Roma antigua: En la antigua Roma, la ciudadanía se extendió a los habitantes libres de la ciudad y a aquellos que habían obtenido la ciudadanía romana a través de una serie de leyes y edictos. La ciudadanía se convirtió en un derecho legal y se extendió a los provinciales romanos.
- Edad Media: Durante la Edad Media, la ciudadanía se basaba en la pertenencia a una determinada ciudad o territorio, y estaba ligada a la pertenencia a un gremio o una comunidad religiosa. La ciudadanía no estaba vinculada a la participación política, sino más bien a la pertenencia a una comunidad local.
- Revolución francesa: Durante la Revolución francesa, el concepto de ciudadanía se expandió a toda la población y se convirtió en un derecho universal e igualitario. Los ciudadanos franceses tenían derechos políticos y civiles, como la libertad, la igualdad y la propiedad.
- Siglo XIX: En el siglo XIX, la ciudadanía se convirtió en un requisito para la participación política, y se expandió a las colonias europeas. Los derechos políticos y civiles se extendieron a un número creciente de personas, incluyendo a los trabajadores y a las mujeres.
- Siglo XX: En el siglo XX, el concepto de ciudadanía se amplió para incluir los derechos sociales, económicos y culturales. Los ciudadanos tienen el derecho a la educación, la atención médica, la vivienda y la seguridad social, entre otros derechos.

>> Recurso >> Ciudadanía en la Antigua Grecia

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¿Qué es el poder?

Según la sociología, el poder se refiere a la capacidad de una persona o grupo de personas para influir en el comportamiento de otros individuos o grupos en una determinada dirección, a través del uso de recursos o medios sociales, económicos, políticos o culturales. 

- Es una relación social: el poder se manifiesta en las relaciones sociales entre individuos o grupos, y se basa en la interdependencia entre ellos.
- Es asimétrico: no todas las personas o grupos tienen la misma cantidad o calidad de poder, y las relaciones de poder pueden ser desiguales.
- Es dinámico: las relaciones de poder cambian con el tiempo, y las personas y grupos pueden ganar o perder poder a medida que cambian las circunstancias.
- Es multidimensional: el poder puede manifestarse en diferentes ámbitos, como el político, económico, cultural, etc.
- Puede ser legítimo o ilegítimo: el poder puede ser considerado legítimo si es aceptado por las personas o grupos que están subordinados a él, o ilegítimo si es impuesto por la fuerza o la coacción.
- Implica la posibilidad de conflicto: las relaciones de poder pueden generar conflictos entre las personas o grupos que compiten por el control de los recursos o medios de poder.

>> Recurso >> Cómo entender el poder
>> Recurso >> ¿Cómo evolucionó el concepto de poder a lo largo de la historia?

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¿Qué son las relaciones de poder para Michel Foucault?

En su obra, Foucault analiza cómo el poder opera a través de los discursos, las instituciones y las prácticas cotidianas, y cómo se manifiesta en las relaciones de dominación y sumisión entre individuos y grupos. A diferencia de otras teorías del poder que lo ven como algo que se posee o se ejerce de manera unilateral, Foucault entiende el poder como algo que se produce y se reproduce en las relaciones sociales. 

El poder no es algo que se pueda separar de las relaciones sociales, sino que está presente en ellas y las configura. Por lo tanto, para Foucault, el poder no es una cosa, sino un proceso continuo de producción y reproducción de relaciones sociales y de identidades. Foucault también sostiene que el poder no se ejerce únicamente de manera represiva o coercitiva, sino que puede ser productivo y creativo. El poder no solo se manifiesta en la capacidad de imponer normas y castigos, sino también en la producción de discursos y conocimientos que moldean la forma en que entendemos el mundo y a nosotros mismos.

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¿Qué características tienen las relaciones de poder para Michel Foucault?

- No hay un solo lugar de donde provenga todo el poder, sino que está disperso por todas partes. Foucault imagina el poder como una red, donde las relaciones entre las personas crean distintos nodos de poder.
- Una persona puede tener poder en una situación y ser dominada en otra. No es solo de arriba hacia abajo; estamos inmersos en relaciones de poder que nos afectan en muchas direcciones.
- El poder no se posee, se ejerce. No se trata de tener o no tener poder, sino de cómo lo ejercemos en diferentes situaciones. Se manifiesta en innumerables formas y en relaciones en constante cambio.
- Estas relaciones no son externas, sino que están integradas en otros aspectos de la vida, como la economía, el conocimiento y las relaciones sexuales. Son el resultado directo de las divisiones y desigualdades que ocurren en la sociedad.
- Donde hay poder, hay resistencia. En todos los lugares donde existe poder, también hay resistencia. La resistencia no tiene un único punto central, sino que está distribuida en toda la red de poder.

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¿Cuáles son las cinco bases del poder?

En 1959, los psicólogos sociales John French y Bertram Raven desarrollaron un esquema de cinco categorías donde reflejaron las diferentes bases o recursos sobre las que se apoyan los que ejercitan el poder.

- Poder legítimo: el poder legitimado se refiere al poder de un individuo o grupo gracias a la posición relativa y obligaciones del jefe dentro de una organización o sociedad. El poder legitimado confiere a quien lo ejerce una autoridad formal delegada.
- Poder de referencia: el poder de referencia se refiere a la capacidad de ciertos individuos para persuadir o influir a otros. Está basado en el carisma y las habilidades interpersonales del que ostenta el poder. Aquí la persona sometida al poder toma como modelo al portador de poder y trata de actuar como él.
- Poder experto: el poder experto es el que deriva de las habilidades o pericia de algunas personas y de las necesidades que la organización o la sociedad tienen de estas habilidades. Al contrario de las otras categorías, este tipo de poder es usualmente muy específico y limitado al área particular en la cual el experto está cualificado.
- Poder de recompensa: el poder de recompensa depende de la capacidad del líder de otorgar recompensas materiales; se refiere a cómo el individuo puede dar a otros como recompensa algún tipo de beneficios, como: tiempo libre, regalos, promociones, incrementos de sueldo o de responsabilidad.
- Poder de coacción: el poder de coacción se basa en la capacidad para imponer castigos por parte de quien lo ostenta. Ese miedo es lo que, en último término, asegura la efectividad de ese tipo de poder. 

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¿En qué consiste el consenso y la coerción?

El consenso se basa en la persuasión, el acuerdo voluntario y la aceptación mutua. Se alcanza cuando las personas comparten valores, creencias o intereses comunes y están de acuerdo en una determinada decisión o curso de acción. En el consenso, las personas participan activamente en el proceso de toma de decisiones y se sienten comprometidas con los resultados. Este enfoque promueve la cooperación, la armonía y la legitimidad, ya que se fundamenta en la libre voluntad de las partes involucradas.

Por otro lado, la coerción implica el uso de la fuerza, la amenaza o la presión para obtener la conformidad o el comportamiento deseado de las personas. Se basa en el ejercicio del poder para imponer restricciones, obligaciones o consecuencias negativas en caso de no cumplir con ciertas demandas. La coerción puede manifestarse de diversas formas, como la violencia física, las sanciones legales, las represalias sociales o económicas, entre otras. A diferencia del consenso, la coerción no necesariamente implica el acuerdo voluntario de las partes y puede generar resentimiento, resistencia y conflictos.

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¿Qué es la ideología?

La ideología es un conjunto de ideas, creencias, valores y representaciones que configuran la forma en que percibimos el mundo, entendemos la sociedad y nos relacionamos con ella. Estas ideas suelen estar arraigadas en un sistema de pensamiento más amplio que proporciona una visión del mundo coherente y justifica ciertas prácticas sociales, políticas, económicas o culturales.

La ideología no es simplemente una colección de ideas abstractas, sino que está vinculada estrechamente con relaciones de poder y estructuras sociales. Sirve para legitimar el orden establecido, mantener el status quo o promover cambios sociales. Además, la ideología puede influir en la forma en que percibimos a otros grupos sociales, en nuestras identidades individuales y colectivas, y en nuestras acciones políticas y sociales.

Es importante tener en cuenta que la ideología no siempre es consciente ni explícita; puede estar internalizada en nuestras formas de pensar y actuar de manera que ni siquiera nos demos cuenta de su influencia. Los análisis ideológicos suelen examinar cómo las ideas dominantes en una sociedad reflejan y perpetúan relaciones de poder y desigualdades, así como cómo se resisten o se transforman estas ideologías a través de movimientos sociales y procesos de cambio cultural.

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¿A qué se denomina derecha e izquierda en política?

En política, los términos "derecha" e "izquierda" se refieren a posiciones ideológicas y políticas que representan diferentes enfoques sobre la organización social, económica y cultural de una sociedad. Estos términos surgieron durante la Revolución Francesa en el siglo XVIII, donde los partidarios del rey se sentaban a la derecha de la Asamblea Nacional, mientras que los partidarios de la revolución se sentaban a la izquierda.

- Derecha: Tradicionalmente, la derecha política tiende a defender valores conservadores, tradicionalistas y a favor del mantenimiento del orden establecido. Los partidos de derecha suelen abogar por la protección de la propiedad privada, la libre empresa, la reducción de la intervención del Estado en la economía, políticas fiscales más favorables a los negocios y una postura más firme en temas como la seguridad nacional y la inmigración. Además, pueden apoyar valores sociales y religiosos tradicionales, como la familia y ciertos roles de género.
- Izquierda: Por otro lado, la izquierda política tiende a abogar por cambios sociales, económicos y políticos que promuevan la igualdad, la justicia social y la redistribución de la riqueza. Los partidos de izquierda suelen apoyar la intervención del Estado en la economía para proteger los derechos laborales, proporcionar servicios sociales (como la salud y la educación) y reducir las desigualdades económicas. También suelen enfocarse en cuestiones como los derechos civiles, el medio ambiente, la igualdad de género y la diversidad cultural.

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¿Cuál es la diferencia entre estado y gobierno?

El estado se refiere a una entidad política con características esenciales como población, territorio, soberanía y un sistema de gobierno. Es una estructura permanente que perdura a través del tiempo, independientemente de los cambios en sus gobiernos. En otras palabras, el estado es la organización política de una sociedad que establece las bases legales y administrativas para su funcionamiento y para la regulación de la vida en comunidad.

Por otro lado, el gobierno es la instancia que administra y dirige el estado en un momento dado. Está compuesto por las personas y las instituciones que ejercen el poder político y toman decisiones en nombre del estado. Los gobiernos son temporales y pueden cambiar a través de elecciones, revoluciones o golpes de estado, pero el estado persiste más allá de estos cambios de administración. Es decir, mientras que el estado es la estructura, el gobierno es el agente que opera dentro de esa estructura para implementar políticas y mantener el orden.

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¿Qué significa que el estado tiene el monopolio del uso de la violencia física legítima?

Es una formulación, clave en la teoría política, fue propuesta por el sociólogo alemán Max Weber. Esta idea implica que, en un sistema político organizado, el Estado es la única entidad que tiene el derecho legítimo para ejercer la fuerza física dentro de un territorio determinado y bajo ciertas condiciones establecidas por la ley. Esta afirmación tiene tres elementos:

- Monopolio de la violencia: Significa que el Estado es la única entidad autorizada para ejercer la fuerza física coercitiva dentro de un determinado territorio. Esto implica que otras formas de violencia, como la venganza privada o la autodefensa sin justificación legal, están prohibidas y son consideradas ilegítimas.
- Legitimidad: La violencia ejercida por el Estado se considera legítima cuando está respaldada por la ley y se utiliza de acuerdo con los procedimientos y principios establecidos por la sociedad. Esto significa que el Estado debe operar dentro de un marco legal y ético que limite el uso de la fuerza a situaciones justificadas, como la defensa de la soberanía, la seguridad pública o la protección de los derechos humanos.
- Física: Se refiere al uso de la fuerza física o coercitiva, que puede incluir acciones como arrestos, detenciones, confiscaciones de propiedad o el uso de la fuerza militar en tiempos de guerra o para mantener el orden interno.

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¿Qué características tiene que tener un estado de derecho para ser considerado como tal?

Un Estado de Derecho se define por la presencia de características fundamentales que aseguran el imperio de la ley y protegen los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos. 

En primer lugar, la supremacía de la ley es primordial. Esto implica que ninguna persona, grupo o institución está por encima de la ley, y todos deben someterse a ella, incluidos los líderes políticos y los funcionarios gubernamentales.

En segundo lugar, la separación de poderes es esencial para garantizar un equilibrio y control entre el poder legislativo, ejecutivo y judicial. Cada uno de estos poderes debe actuar de manera independiente, evitando la concentración excesiva de autoridad en una sola instancia y previniendo así posibles abusos.

En tercer lugar, la existencia de un sistema judicial independiente y eficaz es crucial. Este sistema debe garantizar el acceso a la justicia para todos los ciudadanos, asegurando que los conflictos se resuelvan de manera imparcial y equitativa, y que los derechos individuales sean protegidos contra posibles violaciones por parte del Estado o de otros ciudadanos.

En cuarto lugar, el respeto y la protección de los derechos humanos son fundamentales. Esto implica que el Estado debe garantizar la igualdad ante la ley, la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo, la protección contra la tortura y otras formas de trato inhumano, entre otros derechos fundamentales.

Por último, la transparencia y la rendición de cuentas son aspectos esenciales de un Estado de Derecho sólido. Los gobiernos deben actuar de manera transparente, proporcionando información accesible sobre sus acciones y decisiones, y siendo responsables ante la ley y ante los ciudadanos por sus actos.

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¿Para qué sirve la Constitución?

La Constitución Nacional es el conjunto de normas fundamentales que rigen la organización y el funcionamiento de un Estado. Es la ley suprema y marco legal más alto del país, estableciendo los principios y valores esenciales sobre los cuales se basa la estructura política, social y económica de la nación. 

Una de las funciones esenciales de la Constitución es la de proteger los derechos y libertades fundamentales de los individuos. Esto incluye derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, como la libertad de expresión, el derecho al voto, la igualdad ante la ley, y la protección contra la discriminación. Al establecer estos derechos de manera clara y explícita, la Constitución garantiza que los ciudadanos puedan ejercerlos y reclamarlos frente a cualquier abuso de poder por parte del Estado o de otros individuos.

Además, la Constitución organiza y distribuye el poder entre los diferentes órganos del Estado, estableciendo un sistema de pesos y contrapesos que busca evitar la concentración del poder en una sola entidad. Esto se logra mediante la separación de poderes en tres ramas: el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. Cada uno de estos poderes tiene funciones y responsabilidades específicas, y deben operar de manera independiente pero coordinada, garantizando así un gobierno equilibrado y efectivo.

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¿Para qué sirven las garantías constitucionales?

Las garantías constitucionales son derechos esenciales que protegen tanto a los ciudadanos como a los residentes de un país, salvaguardando sus libertades individuales y colectivas. Estas garantías, contempladas en la Constitución, son inviolables y difíciles de suspender, asegurando así la protección de los derechos humanos y limitando el poder del gobierno.

Su aplicación es universal, alcanzando a todos, sin importar su origen o condición. Además, los ciudadanos pueden invocarlas ante los tribunales para defenderse de posibles abusos o violaciones de sus derechos. Así, estas garantías cumplen una función clave al evitar excesos por parte del Estado, como detenciones arbitrarias o censura.


¿Cuáles son las garantías que contempla la Constitución Argentina?

- Libertad de expresión y prensa (Art. 14): Los habitantes tienen derecho a publicar ideas sin censura previa.
- Libertad de religión (Art. 14): Todos los habitantes pueden practicar su religión libremente.
- Derecho de petición y reunión (Art. 14): Los ciudadanos tienen derecho a peticionar ante las autoridades y reunirse pacíficamente.
- Derechos laborales (Art. 14 bis): Protección al trabajo digno, salario justo, condiciones equitativas, seguridad social, sindicatos, huelga y descanso.
- Igualdad ante la ley (Art. 16): Todos los habitantes son iguales ante la ley y admisibles en empleos públicos, sin privilegios.
- Derecho a la vida, la libertad y la propiedad (Art. 17): Se protege el derecho de propiedad y se prohíbe la confiscación de bienes sin juicio previo.
- Garantía de la defensa en juicio (Art. 18): Ninguna persona puede ser juzgada sin un juicio previo ante una autoridad competente, ni sometida a privación de libertad sin la debida protección legal. Se prohíben los tormentos, las penas crueles y la pena de muerte por delitos políticos.
- Inviolabilidad del domicilio y la correspondencia (Art. 18): Se asegura la protección de la privacidad del domicilio y las comunicaciones.
- Habeas Corpus (Art. 43): Permite la protección contra detenciones ilegales o arbitrarias.
- Acceso a la justicia (Art. 43): Cualquier persona puede iniciar acciones judiciales para proteger derechos fundamentales a través del amparo.

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30/8/19

Crucigramas






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23/7/19

Dossier Mitos Griegos

¿Qué es la mitología griega?

Se conoce como mitología griega a un entramado vasto y complejo de relatos, mitos y leyendas pertenecientes a la religión de la Antigua Grecia (1200 a. C. – 146 a. C.). Han continuado formando parte de la cultura occidental hasta nuestra época a través de un conjunto de textos literarios, filosóficos y religiosos, estatuas, vasijas y cerámicas pintadas.

Dichos relatos inicialmente se transmitían oralmente de generación en generación, pero posteriormente fueron recogidos en textos de naturaleza poética que hoy en día conocemos como la antigua literatura griega. Su estudio es materia de interés para diversas disciplinas, desde las letras y la filosofía, hasta la historia, la antropología y el psicoanálisis.

Cabe destacar que la mitología griega recogía numerosos elementos tradicionales y religiosos de la Grecia Antigua, pero también era entendida como ficción por muchos de los filósofos de la antigüedad, como Platón (siglos V-IV a.C.). De todas formas, podía ser considerada valiosa fuente de enseñanzas y de relatos alegóricos, tal como lo es hoy en día para nosotros.

Origen

La mitología griega es heredera de complejos procesos históricos de fusión. Esto se debe a la conquista de los primeros pobladores de los Balcanes. Conformaban un pueblo agrícola y animista, es decir que asignaba deidades a los fenómenos naturales. Estas creencias se sumaron a las que traían otras tribus que llegaron del norte e impusieron el culto a sus dioses. Estos últimos representaban la fuerza, la guerra y el heroísmo.

Este sustrato se cristalizó en la época arcaica de la Grecia Antigua (siglos VIII-VI a. C.), cuando volvió a utilizarse la escritura. En ese momento se conformó la polis griega, una forma de organización política particular en la que los mitos cumplían un rol fundacional y religioso importante.

Posteriormente aparecieron los poetas épicos. Gracias a ellos, el conjunto diverso de tradiciones y relatos obtuvo una organicidad que originalmente no tenía, fundando así lo que hoy entendemos como mitología griega.

Tres épocas

La mitología griega, como muchas otras tradiciones semejantes, se puede estructurar en tres ciclos de relatos:

- La edad de los dioses. Mitos sobre el origen del mundo, el nacimiento de los dioses y su reparto de los dominios. Las teogonías y cosmogonías pertenecen a este período.
- La edad de convivencia entre dioses y hombres. Mitos e historias sobre la cooperación, amor y antagonismo entre dioses, semidioses y hombres mortales.
- La edad de los héroes. Mitos y relatos en los que los dioses juegan un rol más limitado, cediendo protagonismo a los mortales y en especial a sus campeones, los héroes míticos. Los relatos del ciclo de la Guerra de Troya son de este período.

Principales dioses

La religión griega era panteísta, y tenía un enorme panteón de deidades a las que rendirle culto. Las más importantes formaban el panteón de los dioses olímpicos, segunda generación de dioses que antes venció a los titanes (dioses más primitivos). Los principales de ellos son:

- Zeus. El dios padre, dueño del relámpago y de los cielos, quien dirigía a los Olímpicos desde su trono. Es un dios que gustaba de engendrar estirpe humana en aquellas mortales y semidiosas de quienes se enamoraba. Estaba casado con Hera y sus hermanos eran Hades y Poseidón.
- Hera. Diosa del hogar y de los derechos maternos, mujer de Zeus y por lo tanto antagonista inmediata de sus hijos ilegítimos, entre los que estaban muchos héroes, como Hércules o Heracles.
- Poseidón. Dios regente del mundo marino, se lo representaba con un tridente en la mano. Desde su trono submarino gobernaba las aguas del mundo y podía dar buen o mal viaje a los marineros.
- Afrodita. Diosa de la belleza y de la pasión, era hermana de Zeus y esposa de Hefesto, a quien engañaba con Ares y con numerosos mortales. Su nacimiento se atribuye al derramamiento del semen de Cronos, padre de los titanes, sobre las aguas del mar, cuando Zeus lo castró y venció para siempre.
- Apolo. Dios solar, protector de los derechos paternos, inventor de la música (se le representaba con una lira) y de la profecía. Era hermano gemelo de Artemisa, hijos de Zeus y Leto.
- Artemisa. Diosa cazadora, virginal y lunar, con afinidad por los animales salvajes y el terreno virgen. Se la representa con un carcaj lleno de flechas y a menudo un ciervo y un ciprés.
- Ares. Dios de la guerra y la violencia, hijo de Zeus y de Hera, se asociaba a la virilidad masculina y al heroísmo, a la valentía en batalla y a los ejércitos.

Principales héroes

Los héroes griegos eran generalmente ejemplo de virtudes y participaban en hazañas increíbles. Usualmente, su origen era divino. Entre ellos destacan:

- Aquiles. Rey de los mirmidones, hijo de Peleo y de la ninfa Tetis, era invulnerable excepto por los talones, su único punto débil. Marchó a la Guerra de Troya junto a los demás reyes griegos sabiendo, por profecía materna, que la muerte y la fama le esperaban en el campo de batalla.
- Odiseo. Protagonista del poema épico Odisea, es el más ingenioso y sagaz de los héroes griegos que se embarcaron a la Guerra de Troya. Fue quien ideó la estrategia para vencer y saquear la ciudad, otorgándole la ventaja a Grecia. En su regreso a Ítaca, donde era rey, perdió a su tripulación y su barco y vagó durante 10 años en el Mediterráneo.
- Teseo. Rey de Atenas, de ascendencia divina, a quien se le atribuyen muchas hazañas, siendo la más importante la liberación de la isla de Creta del Minotauro: un ser mitológico mitad hombre y mitad toro. El monstruo devoraba a sus héroes y doncellas vírgenes, habitando en el corazón de un laberinto. Teseo venció a la bestia y volvió a salir del laberinto guiado por el hilo que la princesa Ariadna le entregó, y luego se casó con ella.
- Heracles. Hijo ilegítimo de Zeus y la reina Alcmena, era odiado desde su nacimiento por Hera, quien lo sometió a numerosos trabajos. Entre esos trabajos casi imposibles se incluían vencer al León de Nemea, a la Hidra de Lemnos, al Cerbero de los infiernos, entre otros.

El origen del mundo

Según la mitología griega, el mundo fue creado por tres poderes divinos: Caos (“el vacío”), Gea (“la tierra”) y Eros (“la renovación”). Urano, equiparable al cielo, era hijo y esposo de Gea. Gea y Urano fueron los padres de los primeros dioses: los titanes, comandados por Cronos, así como tres cíclopes y tres hecatónquiros.

Esta primera generación de dioses reinó, luego de que Cronos castrara a su padre y desposara a Rea, su hermana. Para impedir que su propio hijo lo destronara, Cronos devoraba a los hijos apenas nacidos del vientre de Rea. Sin embargo, cuando nació Zeus, su madre engañó a Cronos dándoles una piedra en su lugar. Cuando Zeus creció, derrotó a los titanes es impuso el orden Olímpico.

La Guerra de Troya

Uno de los ciclos más importantes de la mitología griega es el que cuenta el sitio y saqueo de la ciudad anatolia de Troya. La misma fue asediada por una coalición de reyes griegos, bajo la excusa de recuperar a Helena, la mujer más bella del mundo. Esta confrontación involucró a muchos de los héroes clásicos griegos, así como de los dioses que tomaron partido por uno u otro bando. Estos eventos se narran en la Ilíada y muchos episodios previos o posteriores en las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides.

¿Por qué sigue siendo importante?

La mitología griega juega un rol fundamental en la conformación del imaginario occidental. Se encuentra representada en una de las tradiciones literarias más ricas y complejas del mundo. Los arquetipos atribuidos por los griegos a sus dioses, sobreviven de muchas maneras distintas en nuestra cultura, reconvertidos y mezclados con otras fuentes culturales.

Los dioses y héroes se enfrentan a conflictos relacionados con temas universales como el orgullo, la traición o la justicia. Por eso aún hoy las obras que narran sus historias se siguen llevando a escena. Incluso algunas de estas historias fueron utilizadas por el psicoanálisis para explicar nuestra forma de comportarnos actualmente.

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La caja de Pandora

Todos hemos oído en alguna ocasión la expresión “abrir la caja de Pandora”, y la mayoría tiene al menos la noción de que esta expresión hace referencia a un mito griego, que nos habla del precio de la curiosidad malsana y del nacimiento de los males del mundo, pero también de la esperanza. Pese a que existen varias variantes de este mito, el más habitual y conocido es el que sigue:

“Pandora fue la primera mujer humana, creada por Hefesto por orden de Zeus y siendo dotada por los diferentes dioses de algunas de sus mayores cualidades y virtudes, pero también incluyendo la capacidad de seducir y mentir. Su creación obedece al deseo del rey del Olimpo de vengarse de Prometeo y los suyos.

El dios hizo que Pandora y el hermano de Prometeo, Epimeteo, se conocieran, y propició que con el tiempo se casaran. Pero Pandora recibió también una caja destinada a su marido, en la cual estaban encerrados todos los males del mundo, con instrucciones de no abrirla jamás. Sin embargo uno de los dones que había recibido Pandora era el de la curiosidad. Un día, la mujer abrió la caja para mirar qué había dentro, algo que provocaría que todos los males salieran de la caja y se repartieran por el mundo. Asustada, Pandora cerró la caja, pero en ella solo quedaba la esperanza. Entonces Pandora se dedicó a ofrecer la esperanza a los hombres, con el fin de ayudarles a soportar los males y vicisitudes del mundo".

El origen de Medusa

El nombre de Medusa es altamente conocido en la cultura occidental, siendo esta Gorgona una figura mitológica griega muy popular. El mito más conocido del que forma parte tiene que ver con su muerte a manos de Perseo, pero otro que puede resultar de interés es el origen de su nacimiento. Si bien existen diversas versiones, una de ellas establece lo siguiente.

“Medusa fue una vez una joven y hermosa mujer, una sacerdotisa de Atenea cuya belleza era admirada por todo aquel que la mirara y que gozaba de múltiples pretendientes. Un día el dios Poseidón observó a la joven y cayó prendado de ella. El dios de los mares decidió raptar a Medusa y tomarla en contra de su voluntad en el templo de Atenas.

Este hecho provocó la ira de Atenea, que decidió maldecir a la mujer transformando su hermosa cabellera en furiosas serpientes, además de haciendo que en adelante cualquier persona que la mirara fijamente a los ojos se convirtiera en piedra".

La caída de Ícaro

Uno de los mitos que más nos advierten de los riesgos de desoír lo que la sabiduría dicta y actuar despreocupadamente sin tener en cuenta las posibles consecuencias, o de querer lograr y abarcar más de lo que podemos, es el de Ícaro. El mito dice lo siguiente.

“Ícaro era hijo de Dédalo, un anciano sabio de gran conocimiento que fue capaz de construir el laberinto en el que el rey Minos encerró al minotauro. Dicho rey, para evitar que nadie lograra nunca saber como encontrar la salida del laberinto, decidió encerrar al sabio y a Ícaro de por vida en una torre.

Dédalo soñaba con escapar de su prisión, pero no podría escapar ni por tierra ni por mar. Con el tiempo llegó a la conclusión de que podría escapar por el aire, y de este modo fabricó con cera y plumas de pájaros dos grandes pares de alas de cera. Antes de partir, el sabio Dédalo advirtió a Ícaro que no volara ni demasiado alto ni demasiado rápido, ya que las alas de cera no aguantarían.

Ambos iniciaron el vuelo, escapando de su encierro. Pero Ícaro, viendo la belleza del Sol, pasó por alto las indicaciones de su padre y voló cada vez más alto, intentando acercarse hasta casi tocar el sol. Pero las alas no resistieron el calor, deshaciéndose y provocando que Ícaro se precipatara al vacío y muriera".

El pueblo que procede de las hormigas: los mirmidones

El nombre de mirmidón puede no ser especialmente conocido hoy en día, pero es el nombre de un pueblo famoso en la antigüedad por la elevada reputación y habilidad de sus guerreros, siendo incluso citados en la Ilíada. Aunque existen diferentes versiones de este mito, pero el que aquí se muestra es el transcrito por Ovidio en “Las metamorfosis”.

“Dice la leyenda que el rey del Olimpo, Zeus, mantuvo relaciones con la ninfa Égida y posteriormente le puso su nombre a una isla frente al Peloponeso. Sin embargo, al enterarse Hera de la aventura de su esposo y del nombre puesto a la isla, decidió mandar una horrible plaga que terminó matando a la gran mayoría de quienes la habitaban. Entre los pocos supervivientes se contaba el rey de la isla, Éaco de Egina, el cual suplicó a Zeus que repoblara la isla.

Mientras rezaba un rayo del sol iluminó a una fila de hormigas en un roble, algo que hizo que el rey decidiera pedir que surgieran tantas personas como hormigas había visto sobre el árbol. Éaco de Egina se durmió y soñó que las hormigas en el roble caían al suelo y al hacerlo se transformaban en personas. Al despertar, la isla había recuperado el número de habitantes de antaño, siendo nombrados en honor de las hormigas de las que procedían (mirmidón podría traducirse como hombres hormiga)”.

El mito de Sísifo

Otro mito griego relativamente corto es el de Sísifo, rey de Éfira (posteriormente Corinto, ciudad de la que se le considera fundador en los mitos). Este mito ha sido utilizado como simbolismo del precio de la avaricia y el engaño, además de a la realización de esfuerzos inútiles (especialmente por el castigo que se le infligió). El mito dice lo siguiente.

“Hubo un tiempo en que la región de Éfira tuvo un rey de nombre Sísifo, de gran astucia pero que tenía en gran defecto de ser tremendamente manipulador y avaricioso. Pero llegó un día en que su ambición y sus actos llegarían a provocar la ira de Zeus al acusarle del rapto de la ninfa Egina ante el padre de esta, Asopo, a cambio de fuentes de agua dulce para su ciudad. Zeus ordenó a Thanatos que acudiera a llevarse al rey Sísifo al inframundo, pero una vez allí el taimado rey invitó a la deidad de la muerte a comer, engañándolo de tal modo que consiguió encadenarlo en una celda.

Al estar la muerte encerrada no se producían muertes, algo que terminó por enfurecer a Hades y hacer que finalmente se decidiera que Ares liberara a Thanatos y llevara a Sísifo el inframundo. Sin embargo, el inteligente rey pidió a su esposa que a su muerte no le rindiera honores en su funeral, una petición que ella cumplió. Este hecho sería utilizado por Sísifo para engañar a Hades, pidiéndole que le devolviera a la vida ya que su mujer no había celebrado el funeral de manera apropiada y no le había rendido honores. El dios del inframundo aceptó a cambio de que volviera tras hacerlo. Pero Sísifo no volvió, hasta que le llegó la muerte muchos años después.

Sísifo sería castigado finalmente por Zeus y Hades. Su condena fue tener que subir una piedra por la ladera de una montaña hasta la cima. Sin embargo al llegar allí caería hacia el otro lado de la montaña, con lo que tendría que ser de nuevo empujada hasta la cima, algo que se repetiría en un ciclo eterno".

El mito de Tiresias

Tiresias es uno de los videntes ciegos más famosos de toda la mitología griega, siendo consultado por una gran cantidad de héroes. También forma parte de uno de los casos de transexualidad que aparecen en la mitología. Uno de los mitos que nos habla de él es el siguiente, que a su vez nos explica el origen de su ceguera.

“Dice la leyenda que paseando un día por el monte, Tiresias encontró en su camino en la montaña a dos serpientes en plena cópula. Tiresias quiso separarlas y golpeó a la hembra con su vara, matándola. Pero al hacerlo, su acción tuvo como consecuencia que fuera maldito y en venganza su sexo fuera cambiado, tornándose mujer. Tiresias viviría como mujer durante 8 años, tras los cuales volvería a encontrarse con las mismas serpientes. En esta ocasión golpeó y mató al macho, volviendo de nuevo a ser varón.

Años después, los dioses Zeus y Hera mantendrían una disputa respecto a cuál de los dos sexos disfrutaba más del sexo. Se escogió a Tiresias como juez, dado que había vivido como hombre y como mujer. Pero la respuesta de Tiresias, que proponía que la mujer disfrutaba más, provocó la ira de Hera. Como castigo, la diosa le dejó ciego. Sin embargo, como compensación por dicha acción, Zeus le proporcionó el don de la clarividencia. Ello haría que a lo largo de su vida Tiresias fuera uno de los videntes más famosos de toda la mitología griega.”

El mito de Eco

Algunos mitos pretenden explicar el origen de algunos fenómenos, como ocurre por ejemplo con el del eco. La explicación mitológica de este fenómeno se explica a continuación:

“Eco era una oréades o ninfas del bosque y de la montaña. De sus labios salían las más hermosas palabras, pero tan hermosas eran que Zeus empezaría a sentirse atraído por ella. Hera, descubierta la traición, maldijo a Eco arrebatándole la voz y haciendo que solo pudiera repetir las últimas palabras que le dijera su interlocutor.

Pasó el tiempo y la ninfa se enamoró del joven Narciso, observándole a escondidas. Un día, el joven se apartó de sus compañeros y percibiría a la ninfa. Sin embargo la rechazó con crueldad, algo que provocó que la ninfa pasara a esconderse en una cueva, donde se consumió hasta solo quedar su voz".

El mito de Narciso

El mito que da nombre al narcisismo y que nos avisa de de que no debemos sobrevalorarnos, el mito de Narciso es otro corto mito de origen griego el cual además está profundamente vinculado al anterior. El mito nos dice lo siguiente.

“Hijo del dios Cefiso y Liriope, Narciso era un joven muy hermoso y atractivo, que según el gran adivino Tiresias viviría muchos años siempre y cuando no viera su reflejo. El joven generaba la admiración tanto de hombres como de mujeres y era consciente de su atractivo, hasta el punto de ser altamente engreído y despreciar las virtudes y sentimientos de los demás, entre las cuales se encontró la ninfa Eco o el joven Aminias.

A este último le entregaría una espada, con la cual el joven rechazado se daría muerte. Poco antes de morir, rezó a la diosa de la venganza Némesis pidiendo que Narciso conociera el amor no correspondido. La deidad respondió. Un día, al acercarse a beber, Narciso vio su reflejo en el agua de un estanque y se enamoró perdidamente de él. Finalmente, intentando acercarse a su amado, Narciso cayó a las aguas y terminó por morir ahogado".

El mito de Prometeo

El mito de Prometeo es uno de los más conocidos, y en él podemos ver como los antiguos griegos ya se preguntaron cómo habíamos descubierto y domeñado el fuego, considerándolo un regalo de origen prácticamente divino. El mito dice así:

“Prometeo era uno de los titanes, hijo de Jápeto y Clímene. Según algunos mitos junto con su hermano Epimeteo fue encargado con la tarea de crear a animales y a los humanos, siendo Prometeo quien decidió dar al hombre la capacidad de andar erguidos.

También burló y engañó a los dioses para favorecer a los mortales. En una ocasión en que Zeus prohibió el fuego a los mortales y viendo las necesidades y las dificultades del hombre para sobrevivir, decidió otorgarles el fuego. Por ello Prometeo entró en el Olimpo y robó el fuego del carro de Helios utilizando una caña, tras lo cual se lo entregó a los mortales de tal modo que pudieran calentarse y alumbrarse.

Pero Zeus se enfureció ante el robo, condenando al titán a ser encadenado al monte Caucaso, donde cada día y para siempre jamás, un águila acudiría a devorar su hígado. El órgano le volvería a crecer durante el día, de manera que el tormento se repetiría eternamente para este ser inmortal".

https://psicologiaymente.com/cultura/mitos-griegos-cortos

16/5/19

Dossier Represión Institucional

Tres pibes que renacen como tigres

Nahuel Salvatierra, Luciano Nahuel Arruga y Rafael Nahuel, son ejemplos de abuso de las fuerzas de seguridad hacia los pibes de los márgenes. Tres casos emblemáticos que se enlazan por su nombre Nahuel, tigre en lengua Mapuche.

Por Facundo Sinatra Soukoyan

Una realidad latente recorre el territorio de norte a sur y resulta una de las grandes deudas del periodo democrático: la violencia de las fuerzas de seguridad hacia los pibes que conforman los márgenes, conurbanos o periferias de las ciudades. Algunos de estos casos terminan en asesinatos que ponen en tapa una realidad que se intenta ocultar. Pibes y pibas conviven cotidianamente con abusos de autoridad y poder, donde reasultan escasas las posibilidades de denunciarlas y visibilizarlas.

La CORREPI (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional) lleva adelante la recopilación de personas asesinadas por el aparato represivo del Estado, un relevamiento que comenzó en 1992. Los informes anuales que la Coordinadora emite, confirman una selectividad dirigida a la edad de las victimas además de un claro recorte de clase. Entre 1983 y 2020 se contabilizaron 7587 casos, siendo la franja etarea hasta 25 años la mas afectada, ya que conforma un 44.5%. Si a esto se le agrega la porción hasta 35 años, se llega al 64% del total de situaciones recabadas en democracia.

Sergio “Cherco” Smietniansky es abogado especialista en DDHH. Fue militante de CORREPI y hoy integra CADeP, Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo. Su experiencia en la lucha junto a causas sociales le permite hacer una semblanza del carácter discrecional de la represión: “Así como en la dictadura la represión no era masiva, sino que era direccionada básicamente a las organizaciones y militantes que planteaban el cambio social, con el advenimiento de la institucionalidad, ese enemigo real se va a desplazar al enemigo potencial (…) La represión policial tiene una direccionalidad, ¿Cual es esa direccionalidad? los pobres en general y los jóvenes en particular”, afirma Smietniansky y continúa: “Esos jóvenes son el enemigo potencial, aquella mano de obra que sobra y que potencialmente es el sector con más posibilidades de rebelarse. Esto explica porque cuando uno agarra los listados, son pibes jóvenes de barrios humildes”.

En el Norte 

Nehemías Nahuel Salvatierra tenia 17 años. Vivía en el barrio Solidaridad, periferia de la ciudad de Salta. La noche del 3 de enero de 2018 se encontraba en la esquina de su casa junto a unos amigos cuando una moto de la policía irrumpe en la escena. Dobla en U y comienza a dispersar un supuesto entredicho de bandas opuestas. Las amenazas de los policías, arma en mano, son enfrentadas verbalmente por los pibes. Uno de los uniformados acciona el gatillo y termina con la vida de Salvatierra.

Norma Santillán es vecina de la familia y resultó una figura clave en la organización por el pedido de justicia. Aquel día fue una de las primeras personas que se hizo presente en la escena. No podía creer lo que veía, pero pudo sacar algunas conclusiones: "La rivalidad de los pibes con la policía es porque la policía busca a los pibes (…) Cuando ellos están en la esquina, viene la policía y, como tienen una pistola, se creen que tienen el derecho a basurear". Santillán se indigna ante el cotidiano hostigamiento. Afirma que el espiral de violencia crece día a día y reconoce en las fuerzas de seguridad gran responsabilidad a la hora de pensar posibles soluciones.

Cuando el asesinato de Salvatierra, Norma personalmente fue a hablar a la comisaría para que haya una tregua. Ni siquiera en el momento de mayor dolor se logró una pausa, “cuando fuimos al cementerio a enterrarlo la policía estaba muy agresiva (…) inclusive al regreso tuvimos que trabar la puerta de la casa porque la policía quería entrar. Tenían rencor hacia los chicos por que nosotros pedimos justicia".

Norma conoce cabalmente la realidad de los márgenes de la ciudad de Salta, donde cotidianamente pone el pecho a la realidad. Lleva adelante, junto a su hijo, un comedor y merendero llamado la "La ranchada", nombre del grupo al que pertenencía Nahuel.

En el centro 

A escasas cuadras de la Capital Federal, en el barrio de Lomas del Mirador, creció Luciano Nahuel Arruga. Nacido un 29 de febrero de 1992 pasó sus días en el barrio 12 de octubre mientras jugaba y soñaba a la par de sus amigos en la plaza República Argentina.


De familia humilde, sufrió la matriz patriarcal y machista de la sociedad cuando su padre abandona el hogar dejando a Mónica, mamá de Luciano, al frente de la familia. Desde temprana edad el joven Arruga tuvo que asumir grandes responsabilidades.

Un día en que Luciano se encontraba en la plaza del barrio, es tentado por el sistema policial para ser reclutado y robar para ellos. "Con su sabiduría popular y con su ética villera dice que no, que no va a robar, que va a seguir ‘cartoneando’ para que no le falte un plato de comida a sus hermanitos", comenta Pablo Pimentel, abogado referente de Derechos Humanos que acompaña a la familia de Luciano desde un primer momento.

"La adolescencia es una etapa en que a todos nos cuesta ir asomando la cabeza a un mundo en el cual vemos si tenemos lugar o no. Algunos podemos estudiar el secundario o en la universidad, otros cuando asoman la cabeza, se la cortan. Luciano es producto de esa marginalidad que viven los adolescentes de barrios populares de los distintos conurbanos de la argentina", afirma Pimentel.

Arruga fue visto por ultima vez el 31 de enero de 2009 y permaneció desaparecido por mas de 5 años por negarse a robar para la policia. Su cuerpo fue encontrado enterrado como NN el 17 de octubre de 2014. La aparición solo fue posible gracias al incansanble trabajo del autodenominado grupo “Familiares y Amigos de Luciano Arruga”, que nunca cesaron en la búsqueda y el reclamo.

“El caso de Luciano Arruga marcó un antes y un después en la vida del joven villero de la Argentina”, sentencia Pimentel y agrega: “Lo de Luciano quedó como un un hecho histórico. Sirve para las academias a estudiar desde el punto de vista sociológico y antropológico lo que sucede con los chicos pobres, pero no sirvió para producir políticas que cambien la cultura represiva de las fuerzas de seguridad”

En el Sur 

El 25 de noviembre de 2017, Rafael Nahuel Salvo era asesinado por un efectivo del grupo Albatros, fuerza especial de Gendarmeria Nacional. Rafita, como lo conocían en el barrio, tenía 21 años y se encontraba en una recuperación territorial Mapuche, raíz ancestral que llevaba en las venas y venía resurgiendo en él hace años.

Su anhelo en la recuperación, le contaba a sus amigos, era tener una pequeña casa, conejos y, si era posible, un caballo. Amaba los animales y deseaba poder cumplir su sueño en aquellas tierras habitadas ancestralmente por su pueblo.

Al mismo tiempo, Rafa veía en la recuperación territorial una manera de escapar al destino de sueños cortos que pareciera marcado para los pibes y las pibas de los barrios “altos” de Bariloche.

Rubén Marigo es presidente de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) de Bariloche. Forma parte de la querella en la causa por el asesinato de Rafael Nahuel y acompaña a la familia. Hace un relato de la realidad barilochense que pocos observan: "El 40% de la gente que vive en Bariloche vive en los barrios altos, en los barrios marginados, y siempre han sido carne de cañon de la represión y la violencia policial". Realidad oculta de una ciudad que apunta al turismo de los lagos y la nieve, dando la espalda a los habitantes originarios, en muchos casos migrantes internos de la provincia, que sirven como mano de obra barata.

Los pibes de los márgenes ocupan el lugar de chivo expiatorio, la válvula de escape de una sociedad polarizada. "Por portación de cara y de clase, los chicos de los barrios altos no pueden bajar al centro. No son los rubios de ojos claros los que están en las cárceles de Bariloche, hay una clara diferencia. Y lo mismo pasa en las calles: a quien se para, a quien se le pide documentos, a quien se los considera sospechoso", y Rafa era parte de aquellos pibes.

Marigo hace énfasis en lo que podrían a llegar a ser soluciones de aquel problema: "Hay algunas cuestiones fundamentales que discutir: la violencia institucional, la reforma de las leyes de seguridad, cambiar una policía de represión por una prevención discutiendo seriamente que es la seguridad y por ultimo, el 40 % de pobreza. Son deudas muy grandes de la democracia”

Como tigres

La visibilización de cada uno de estos casos no fue casual, sino que obedeció a las redes de organización que lograron sostener el pedido de justicia y esclarecimiento. No solo los medios independientes cubrieron las noticias, sino que inclusive se lograron instalar en los medios hegemónicos durante un tiempo sostenido. Cada uno de estos hechos, con sus particularidades y regionalidades, no dejó de sufrir (y sigue sufriendo) estigmatizaciones, falsedades y tergiversaciones de todo tipo.

Sergio Smietniansky recuerda a León “Toto” Zimerman, quien fuera referente ineludible en materia de defensa contra la violencia de los aparatos represivos: "León viene a escupir el sueño ochentista del Nunca Más, porque plantea que en el periodo institucional se siguen violando los DDHH". El mismo Zimerman es quien acuña el termino "Gatillo fácil", frase que viene resonando hace tiempo en las barriadas y continua con peligrosa vigencia.

El "detrás de cada gorra, hay un pibe con su historia", no es solo una afirmación de quienes se organizan para pelear a diario contra la violencia de clase ejercida desde la fuerzas de seguridad y los estamentos judiciales. Aquella frase sintetiza el reclamo ante la mirada esquiva de una sociedad que excluye en sus prácticas a una gran porcion de la población, en particular, a los jovenes de los márgenes.

El nombre Nahuel atraviesa transversalmente las vidas de estos tres pibes, y sus historias cruzan de norte a sur el territorio. Como tigres, despiertan y rugen para sacudir a la sociedad del letargo.

https://www.pagina12.com.ar/332233-tres-pibes-que-renacen-como-tigres

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“Budge fue un ejemplo, ahora nadie se calla”

En 1987 la Bonaerense asesinó a tres pibes en el humilde barrio. La Masacre de Budge detonó el primer caso de movilización barrial, logró la condena de los tres policías fusiladores y bajó el umbral de tolerancia a la impunidad.

Por Carlos Rodríguez

“Lo que nos pasó fue un ejemplo para muchos barrios. Ahora nadie se calla, todos denuncian, pero a nosotros nos costó mucho llegar a la Justicia.” Sentado en el comedor de su casa de Figueredo al 1800, con los ojos cansados de ver injusticias a sus 82 años de vida, don Antonio Olivera habla y camina lento, pero se mantiene firme. Es el padre de Agustín Olivera, asesinado por policías bonaerenses cuando tenía 26 años junto con sus amigos Oscar Aredes, de 19, y Roberto Argañaraz, de 24. Los tres fueron las víctimas de la Masacre de Ingeniero Budge, de la que este martes se cumplen veinte años. “En esos años (se refiere a los anteriores a 1987) era común ver cadáveres por acá, cuando amanecía. Una vez, a mitad de cuadra, apareció un cuerpo. Como tantos curiosos, me fui con la gente a mirar. No sé de quién era el cadáver. La gente comentaba: ‘Lo mató Balmaceda’. Y otro enseguida decía: ‘Si lo mató Balmaceda no se puede hacer nada, hay que dejar todo como está’.” El suboficial de la Bonaerense Juan Ramón Balmaceda fue el artífice del fusilamiento de los tres amigos. Por el crimen fueron condenados a 11 años de prisión Balmaceda, el cabo primero Juan Alberto Miño y el cabo Isidro Rito Romero. Los tres estuvieron prófugos (ver aparte). María del Carmen Verdú, de Correpi, sostuvo que Budge fue “la primera experiencia de organización barrial para exigir justicia en un caso de violencia represiva”.

En la esquina de Figueredo y Guaminí, frente al paredón donde fueron fusilados los tres chicos, un monolito, modesto como el barrio, recuerda a los tres pibes. “Lo que nos pasó venía de hacía rato. No fue solamente con nosotros. Lo que no entiendo es por qué la gente se callaba tanto.” En el comedor de la casa familiar donde Olivera conversa con Página/12, el recuerdo de Agustín preside la charla desde una foto que lo muestra acariciando una pelota de fútbol con su pie derecho. “Era arquero”, aclara el padre, cuando alguien menciona cierto parecido físico con Diego Maradona, que vivió en el vecino barrio de Fiorito.

“Mi pibe y todos los muchachos, los compañeros de él, los amigos, se reunían en una canchita de acá cerca, la del club Lucero, al lado de la vía (del tren Belgrano Sur que une Merlo con Puente Alsina). Cuando ellos ganaban un partido, venían a celebrar acá, en frente de mi casa o en la esquina”, donde ahora está el monolito. “Eran un montón sentados en el banco (frente a la casa) y en la vereda. El señor... ¿qué señor? Se me escapó la palabra”, rectifica Olivera. “Ese sinvergüenza de Balmaceda, ese criminal, ese asesino, era muy nombrado en la zona. Era muy manguero...”

–Querrá decir coimero –sugiere este diario, con un toque de malicia.

Olivera, que nunca utiliza palabras fuertes, asiente con la cabeza y sigue relatando las andanzas de Balmaceda previas al triple crimen. “Cuando los chicos se juntaban, el tipo, el sinvergüenza, mandaba a algún colega de él para verificar si estaban y después venía Balmaceda. Se los llevaba presos a todos. Les sacaba los documentos, pero nunca llegaban a la comisaría. Antes los empezaba a manguear, les sacaba plata y los mandaba de vuelta. Pasado un tiempo, volvía y hacía el mismo trabajo. A mi pibe, una vez, cuando había llegado recién del trabajo, se lo llevó esposado. Mi finada esposa (Mercedes) le preguntó por qué hacía eso y él le contestó que era una razzia. Y se lo llevó injustamente.”

Las manos de Olivera se encrespan con los recuerdos. El, junto con Ramona Quintero, madre de Oscar Aredes, son los únicos dos padres que siguen vivos. “Balmaceda era el rey de Ingeniero Budge, pero después tuvo que andar como los perros, con la cola entre las patas.” Una vez, por medio de una persona conocida del policía, a don Olivera le llegó un mensaje de condolencias del policía: “Un colega de él me dijo que estaba muy arrepentido por lo que hizo, que se había equivocado, que estaba buscando a otras personas y que las confundió” la tarde en la que asesinó a tres chicos desarmados que charlaban en una esquina.

“Yo creo que todo eso es mentira. Ellos estaban sentados ahí y sin hablar palabra, cuando llegó, ahí nomás... (hace un gesto dando a entender que fue un fusilamiento), sin hablar palabra.” Olivera no pude ni mencionar la palabra muerte. “Mi hijo era mi esperanza y los otros chicos lo eran de sus familias. A la edad que tengo yo, lo necesito, para que me alcance un pedazo de pan.” Hasta 1986, durante largos años, Olivera padre trabajó en la fábrica de plástico Termoplas.

Allí se jubiló, pero después siguió trabajando, ya no como operario sino como sereno. Su hijo Agustín y su amigo Oscar Aredes trabajaban en un taller, del mismo rubro, a cuatro cuadras de la Termoplas. Los Olivera son nacidos en la localidad de Las Breñas, en el sur de Chaco. Agustín era muy chico cuando llegaron a Budge. El matrimonio tuvo otros dos hijos, Francisco Alfredo, que murió por una “mala operación”, y Rubén Oscar, el más chico, que sigue viviendo en la casa de la calle Figueredo. Para don Olivera, el barrio, en materia de violencia policial, “está muy tranquilo, ya no hay indios como Balmaceda”. Lo piensa mejor y rectifica: “Indios no, pobres indios, si son más civilizados que nosotros. Este era un bestia”.

Cree que la Masacre de Budge sirvió como lección. “De acá sacaron ejemplo mucha gente, muchos barrios. Hoy no se callan la boca. En ese tiempo no se hacía nada, no sé por qué, pero no se hacía nada.” Víctor Olivera, tío de Agustín, fue testigo presencial del triple crimen. “Al pibe Willy (así lo llamaban en el barrio a Argañaraz) lo levantaron del piso y lo tiraron adentro de la camioneta de Balmaceda. Lo llevaban dos milicos y él iba a los saltos, porque estaba herido en una pierna. Balmaceda, cuando Willy ya estaba en la camioneta, le gritó ‘quedate quieto’. Cuando lo trajeron para velarlo, tenía como 18 balazos, según dijeron los familiares.” Por eso, el tío de Agustín sospecha que Willy, el único que no falleció de inmediato, pudo haber sido “rematado por los policías; yo vi el cuerpo y tenía un balazo acá y otro acá”, dice mientras se toca el rostro con el dedo, a la altura del pómulo y de la frente.

El cuerpo de Willy fue llevado a Tucumán, de donde era su familia. Al comienzo, la policía intentó hacer pasar el caso como un enfrentamiento con supuestos delincuentes. La presión de los familiares y de los abogados Ciro Anicciarico y León Zimerman (ver notas aparte), entre otros, llevó a la realización de dos juicios orales. El primero se hizo en mayo de 1990. En esa ocasión, Balmaceda y Miño fueron condenados a cinco años de prisión y Romero a 12 años. En los dos primeros casos se impuso la figura de “homicidio en riña”, más benigna que la de homicidio simple. El primer juicio fue anulado por la Corte Suprema y el segundo fallo, del 24 de junio de 1994, terminó con penas de 11 años de prisión para los tres policías, que siguieron prófugos durante largo tiempo.

María del Carmen Verdú, abogada de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), opinó que Budge fue “la primera experiencia de organización barrial para exigir justicia en un caso de violencia represiva puntual”. Consideró que junto con la movilización en torno del crimen de Agustín Ramírez, ocurrido en 1988 en San Francisco Solano, y el caso de Walter Bulacio, que murió después de ser detenido por la Policía Federal, “Budge integró una trilogía que sacó a la luz, en los medios, en los organismos de derechos humanos y en los partidos políticos, la gravedad que tenían los crímenes sistemáticos cometidos por las fuerzas policiales, ya en democracia”. Verdú afirmó que hasta ese momento “era muy difícil convencer a los distintos organismos u organizaciones políticas de que el chico de supuesto ‘frondoso prontuario’ del que hacía exhibición la policía era en realidad una víctima del gatillo fácil”.

“Estos tres casos provocaron movilizaciones masivas, con participación de estudiantes, partidos políticos y organizaciones sociales. Así, el reclamo por la represión policial dejó de ser una movida barrial enclaustrada en la periferia. Por Bulacio salieron a la calle diez mil pibes y toda esa movilización fue la que generó el surgimiento de Correpi”, sigla que surgió de juntar dos palabras: “Corré, pibe”. A veinte años de la Masacre de Budge, el barrio parece más tranquilo, aunque la violencia policial siempre reaparece. “Algo hicimos, aunque la muerte no se repara con nada”, dice Olivera con los ojos fijos en la fotografía de su hijo Agustín con una pelota de fútbol sobre el pie derecho.

https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-84543-2007-05-06.html

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Un caso emblemático de la Maldita Policía

En enero de 1994, doce policías bonaerenses acribillaron a balazos a cuatro hombres desarmados. Una jueza los procesó, pero luego fueron sobreseídos. La familia de una de las víctimas apeló y la Corte ordenó investigar a dos efectivos.

La Suprema Corte bonaerense ordenó reabrir la causa en la que se investiga la llamada Masacre de Wilde, en la que cuatro personas fueron acribilladas por la Policía Bonaerense, en enero de 1994. El máximo tribunal de la provincia revocó así los sobreseimientos dictados a favor de dos de los imputados y frenó el cierre de la causa, al entender que se trató de “una grave violación de los derechos humanos”, que debe ser investigada.

El fallo, que se dio a conocer ayer, tiene las firmas de los jueces Héctor Negri, Daniel Fernando Soria, Juan Carlos Hitters e Hilda Kogan. De esta manera, la Corte dejó sin efecto los sobreseimientos del ex suboficial Pablo Dudek y el ex oficial Julio Gatto, ambos señalados como los coautores del asesinato del librero Edgardo Cicutín, una de las cuatro víctimas.

El 10 de enero de 1994, a las tres de la tarde, doce efectivos de la Brigada de Investigaciones de Lanús salieron en busca de un Peugeot 505 y un Dodge 1500 amarillo, en donde, decían, viajaba un grupo de delincuentes. Los agentes, vestidos de civil y a bordo de cinco autos particulares, interceptaron, en primera instancia, al Peugeot y dispararon más de 200 tiros contra sus ocupantes: el remisero Norberto Corbo y sus pasajeros, Héctor Bielsa y Gustavo Mendoza. Los tres fallecieron en el acto. El Dodge escapó, pero la policía fue en su busca y se encontró con un auto de similares características, en donde viajaban los vendedores de libros Edgardo Cicutín y Claudio Díaz. Cicutín recibió siete disparos, mientras que Díaz se salvó de milagro. La policía explicó después que se trató de un error: buscaban a los ocupantes de otro Dodge, en donde viajaban tres hombres que fueron detenidos minutos después.

Los policías acusados por las muertes de Corbo, Bielsa y Mendoza –los tres que viajaban en el Peugeot– fueron el comisario César Córdoba; el subcomisario Roberto Mantel; los oficiales Hugo Reyes, Marcelo Valenga, Raúl Lohidoy, Eduardo Gómez; Julio Gatto, y los suboficiales Marciano González, Osvaldo Lorenzón, Carlos Saladino y Pablo Dudek. Por el homicidio de Cicutín fueron acusados sólo los efectivos Dudek y Gatto, a quienes ahora la Corte les revocó el sobreseimiento definitivo. El suboficial Marcos Rodríguez, por su parte, otro de los señalados por la Justicia, se escapó, al día siguiente de la masacre, caminando, desde la seccional donde estaba detenido y hasta hoy nada se sabe de él. Su foto y su nombre no aparecieron en el listado de los “delincuentes más buscados” de la provincia, por los que se ofrecía recompensa, difundido por el Ministerio de Seguridad y Justicia bonaerense.

En un primer momento, la policía dijo que se trató de “un enfrentamiento armado”, aunque las pericias balísticas realizadas por la Gendarmería revelaron que las víctimas no llevaban pistolas y que dos de los fusilados fueron rematados fuera de los vehículos. Además, los efectivos argumentaron que seguían a Mendoza y Bielsa porque eran integrantes de una organización dedicada al robo de entidades bancarias.

El 6 de febrero de 1994, los once policías fueron detenidos y procesados por la jueza en lo Penal de Lomas de Zamora, Silvina González. A su vez, la magistrada dictó el procesamiento para el prófugo Rodríguez. La magistrada estableció que no existió enfrentamiento y que sólo los efectivos abrieron fuego.

Pero más tarde la causa cambió de juzgado y fueron liberados y sobreseídos los implicados, en una resolución firmada por el juez de Instrucción Emilio Villamayor. El 23 de noviembre de 1994, la Sala I de la Cámara Penal de Lomas de Zamora ratificó esa decisión. En junio de 1995, finalmente, Villamayor, a instancias del tribunal superior, ordenó archivar la causa.

Ante el sobreseimiento definitivo de Gatto y Dudek, los familiares de Cicutín apelaron con recursos extraordinarios de “inaplicabilidad de ley” y de inconstitucionalidad. “Se trata de un cuádruple homicidio agravado, un caso de ejecución extralegal múltiple, constitutivo de grave violación de los derechos humanos. También un delito de lesa humanidad, y luego de privación de justicia ejercida por funcionarios y organismos oficiales mediante la implementación de un mecanismo de desnaturalización del proceso de investigación y ocultamiento de pruebas, irregularidades sobre las cuales después se dispuso el cierre definitivo de la investigación por vía de sobreseimiento”, sostuvieron los familiares de Cicutín en su apelación.

Ahora, el máximo tribunal bonaerense hizo lugar al planteo para evitar que se concrete el cierre de la causa y el sobreseimiento definitivo de dos de los implicados en el homicidio de Cicutín.

Para la Corte bonaerense, “se impone extremar la diligencia judicial en procura de la identificación y sanción de sus responsables”.

De acuerdo con los criterios fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos relativos a la obligación estatal de investigar, la Corte provincial ordenó que “se lleven a cabo las comprobaciones necesarias para procurar la identificación y sanción de los responsables del hecho”.

https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-234855-2013-12-03.html

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“Caímos por estar parados”

Por María del Carmen Verdú

Walter Bulacio tenía 17 años. Cursaba 5º año del secundario en el Colegio Nacional Rivadavia. Era estudioso, y le gustaba escribir cuentos. Era fanático de San Lorenzo y de los Redondos, y estaba pensando en ser abogado. Sabía que sus padres no podían pagarle el viaje de egresados, por eso había conseguido un trabajo como “caddie” en el campo municipal de golf.

Un día de junio de 1991, a las 8 de la mañana, el juzgado nos notificó que estaba todo dispuesto para trasladar a Walter al cementerio de Gral. Villegas. Después de varias semanas de trámite, habían aceptado nuestro pedido de proveer una ambulancia pública, porque un servicio privado cobraba lo mismo que ganaba su padre en un mes.

Su abuela y yo éramos las únicas que estábamos a esa hora en el centro de la ciudad. Nos encontramos en la comisaría 5ª y fuimos juntas a la morgue. Un atildado subcomisario, cuyo apellido, en el colmo del oxímoron, era Lacana, nos informó que “por razones de procedimiento” era imperativo reconocer el cuerpo antes de cerrar el féretro. Ésa fue la única vez que lo vi, después de la segunda autopsia para la que fue exhumado tras cuarenta días en la tierra. Un cuerpo adolescente, que tres meses antes era el mimado de su abuela, yacía descarnado en un cajón ordinario de pino. ¿Cómo empezó todo?

El 19 de abril de 1991 Patricio Rey y los Redonditos de Ricotta tocaban en el estadio Obras. Un grupo de chicos de Aldo Bonzi alquiló un micro, porque resultaba más barato que viajar en colectivos de línea. A las 9 de la noche llegaron al barrio porteño de Núñez. Los que tenían entradas compradas de antemano se pusieron en la cola. Los que no las habían sacado, se desesperaron al saber que estaban agotadas.

Walter tenía la plata que le había dado la abuela para comprar la entrada. Con un amigo dio un par de vueltas, tratando de encontrar un “reventa”. La cosa pintaba pesada, con un operativo policial inmenso. Muchos celulares, patrulleros y colectivos apostados, esperando la orden de empezar a cazar. Los chicos no se resignaron a perderse el recital. Rodeando la reja del Club Obras Sanitarias encontraron un hueco por donde entrar. Apenas unos minutos después volvían hacia la calle y eran subidos a los colectivos a palo limpio por personal policial. Seguramente ni Walter, ni el centenar de detenidos, ni los policías, ni los seis mil adolescentes que se agolpaban en las inmediaciones del estadio, suponían que empezaban a protagonizar lo que perduraría en la memoria argentina como “El caso Bulacio”.

Nada diferenciaba ese operativo de las “razzias” que las policías provinciales o la policía federal realizan a diario en recitales o partidos de fútbol en todo el país, deteniendo arbitraria e indiscriminadamente miles de personas por año. Al enorme despliegue de efectivos uniformados, apoyados por patrulleros, camiones de la guardia de infantería e hidrantes, se sumaban las brigadas antimotines, las de la división canes y los colectivos de línea, requisados de la empresa varias horas antes. Un operativo semi privatizado, contratado por la organización del espectáculo a través del mecanismo de “servicios adicionales”.

Aproximadamente un centenar de chicas y chicos fueron detenidos. Sólo setenta y tres de ellos fueron anotados en los libros de la Comisaría 35ª, con jurisdicción en la zona y a cargo del jefe del operativo, comisario Miguel Ángel Espósito. Las detenciones se produjeron entre quienes estaban “aglomerados” a las puertas del estadio, como explicaría el propio Espósito más tarde, y en algunos bares de la zona que -supimos después- eran remisos a colaborar con la cuota “voluntaria” exigida por la “cooperadora policial”. Un ex policía, oficial en la 35ª a la fecha del suceso, relataría, años después, ante la jueza María Cecilia Maiza, que, para “matar dos pájaros de un tiro”, el comisario decidió aprovechar el servicio contratado por los Redondos para “tumbar” al bar Heraldo Yes, que hoy ya no existe, cuyo propietario se negaba a hacer aportes económicos “espontáneos” a la “taquería”.

Casi todos los clientes que estaban en ese comercio fueron detenidos en forma personal por el comisario Espósito, quien explicó esas detenciones en sede judicial diciendo que “en algunas mesas había botellas de cerveza”, por lo que procedió a los arrestos “para prevenir los males mayores acarreados por la ingesta de bebidas alcohólicas”. No había un solo menor de 18 años entre los parroquianos del Heraldo Yes, ni se labró una sola actuación contravencional por “ebriedad” esa noche en la comisaría.

El traslado de los detenidos a la comisaría fue hecho en los colectivos gentil y gratuitamente cedidos por la empresa de transporte de pasajeros MODOSA, con terminal en la zona, en cuyos talleres los uniformados recibían también, según consta en el expediente, atención mecánica sin cargo para los patrulleros. No hay constancia de qué tipo de contraprestación obtenían a cambio de esos favores los dueños de la empresa de colectivos…

Durante los traslados se produjeron todo tipo de incidentes protagonizados por los efectivos policiales y los civiles detenidos. Un joven de poco más de 20 años increpó a un policía, señalándole -erróneamente- que ambos eran, en definitiva, trabajadores. El indignado uniformado la arremetió a golpes contra el muchacho, que logró escabullirse de los machetazos saltando por la ventanilla abierta del colectivo. A las pocas cuadras fue nuevamente apresado, y arrastrado de vuelta al vehículo. Hay constancias en la causa de que este joven, obrero ferroviario, volvió a ser salvajemente golpeado en los calabozos del subsuelo de la comisaría 35ª. Lo acreditan varios testimonios de quienes creyeron luego que se trataba de Walter. A la mañana del día siguiente fue revisado por la Dra. María Esmeralda Giacchino, médica de guardia del Hospital Pirovano, quien concurrió a la comisaría a pedido del comisario. El golpeado muchacho le pidió que labrara un acta dejando constancia de sus múltiples lesiones, a lo que la profesional se negó. Minutos después de que la Dra. Giacchino conversara a solas con el comisario, el ferroviario fue dejado en libertad, con la expresa advertencia de que no volviera a aparecer por la zona. La Dra. Giacchino volvería a la comisaría unas horas más tarde para atender a Walter.

Cuando fue citada a declarar en el juzgado, la médica omitió relatar este primer episodio, que fue conocido a través de los testimonios de quienes ocupaban los calabozos y del propio afectado. Sólo dijo que concurrió a las 9 de la mañana para asistir a un joven “con un pequeño problema”. Ello le valió la promoción, por denuncia nuestra, de una causa por falso testimonio. El damnificado, cuyo nombre reservamos ya que nunca quiso hacer pública su historia por temor a represalias, no se constituyó en querellante en la causa y la médica fue sobreseída poco después por el juez Andina Allende.

A medida que los cargamentos de detenidos llegaban a la 35ª, los muchachos eran amontonados en la guardia y salas adyacentes. Algunos de los detenidos exhibían a los policías la entrada para el recital, asumiendo con naturalidad que la policía tenía “derecho” a detener a los que no las tenían. Varios de los que declararon ante los sucesivos jueces de la causa recordaron que había una chica, detenida en uno de los bares, que gritaba indignada que era la sobrina del comisario. Relataron estos testigos que los policías la pusieron inmediatamente en libertad, y, para que los perdonara por el indebido arresto, le dieron un par de entradas sustraídas a otros detenidos. Nunca pudimos constatar la identidad de esa muchacha, y si realmente era pariente de Espósito, pero la mención aparece en media docena de testimonios de personas que no se conocían entre sí, entre ellos los dueños de las entradas que se consideraron damnificados por hurto.

A lo largo de varias horas, los detenidos fueron lentamente “clasificados” por edad y sexo. Los mayores de edad fueron alojados en los calabozos, y los menores -entre ellos Walter Bulacio- fueron llevados a la denominada “Sala de Menores”. Toda dependencia policial debía contar, de acuerdo a las reglamentaciones vigentes a la fecha, con un lugar adecuado para los menores de 18 años, diferente de una celda. Tal infraestructura, en la comisaría 35ª, estaba reducida a un eufemístico cartelito que colgaba sobre la puerta de hierro de un calabozo sin ventanas, con una silla por único mobiliario. Allí fueron encerrados once menores de edad aquella fría madrugada de abril de 1991.

Nos llamó la atención, cuando pudimos ver los libros de la comisaría, que los menores eran, de acuerdo al horario de ingreso, los últimos que habían sido detenidos. Sin embargo, los testigos coincidían en que el grupo en el que estaba Walter fue de los primeros en “caer”, alrededor de las 21:30. La explicación llegó muchos años después, cuando el controvertido ex policía Fabián Sliwa relató ante la jueza que “los menores fueron dejados para el final, anotando primero los mayores”, para “ganar tiempo” y no tener que labrar expedientes.

Sliwa también nos iluminó acerca del método elegido para decidir qué causa de detención se anotaba en relación a cada detenido. “Era un ping-pong”, dijo. “El oficial me decía ‘a este ponele ebriedad, a aquél para identificar’. Donde dice una cosa podría decir la otra.”.

Una vez tomados los datos personales -fue Sliwa quien los anotó durante gran parte de la noche- los menores fueron llevados de a uno por el largo pasillo que conduce a la sala de menores. Según el ex oficial “arrepentido”, el comisario Miguel Ángel Espósito, enojado con su personal porque se habían excedido en el número de detenidos y ya de madrugada “la comisaría era un despelote” y él no se podía ir a dormir, descargó su ira golpeando a Walter en la cabeza con el machete reglamentario del agente Atienza, mientras éste y el sargento Paloschi lo llevaban por el pasillo.

Los chicos que compartieron el calabozo con Walter contaron que, desde que lo entraron, se quedó muy quieto en un rincón. Tenía frío y estaba muy asustado. Era la primera vez que lo detenían. Por eso, o porque no lo veían bien, le dieron la única silla. Los demás, quizás con más experiencia, se tiraron en el piso e intentaron dormir. Con la naturalización que deliberadamente genera el atropello cotidiano, optaron, en sus propios términos, por “quedarse tranqui”. La expresión aparece textualmente en una decena de testimonios de los pibes que, preguntados si querían instar la acción penal por privación ilegal de la libertad u otros delitos, contestaron “no”. A medida que pasaron las horas los padres empezaron a llegar a la comisaría a buscarlos, una rutina familiar para muchos.

Al amanecer, sólo Walter y otros dos menores quedaban en la celda. Walter no estaba bien. No podía pararse y hablaba con dificultad. Cuando vomitó, los chicos empezaron a llamar a la guardia. Un rato después los policías llevaron a Walter a la oficina de guardia, donde volvió a vomitar. Uno de sus compañeros de encierro fue obligado a limpiar el piso y a lavar el trapo que usó.

Alrededor de las 11 de la mañana, llegó la ambulancia con la misma doctora Giacchino que había estado más temprano en la comisaría. Minutos después, sin notificar a los padres ni al juez de menores de turno, Walter era internado de urgencia en el Hospital Pirovano.

Mientras tanto, en Aldo Bonzi, la madre de Walter estaba tranquila. Su hijo le había dicho que, como el recital terminaría tarde, iría directamente a trabajar al club de golf, donde entraba a las cinco de la mañana, y volvería a su casa por la tarde. Cerca del mediodía fue liberado el muchacho que tuvo que limpiar el vómito. Ni bien llegó a Aldo Bonzi mandó a su hermana para que avisara a los padres de Walter. Así se enteró Graciela Scavone de Bulacio, la tarde del sábado 20 de abril de 1991, que su hijo estaba detenido en la comisaría 35ª desde la noche anterior.

Graciela y Víctor Bulacio llegaron al barrio de Núñez cerca de las siete y media de la tarde. “Su hijo está internado, porque estaba borracho y drogado”, les dijeron. Corrieron al Hospital Pirovano, pero Walter había sido trasladado al Fernández para sacarle una radiografía, porque el aparato de rayos equis del primero no funcionaba. Cuando llegaron al hospital de Palermo, ya había sido devuelto al Pirovano. Poco antes de las once de la noche, veinticinco horas después de su detención, Graciela y Víctor vieron a su hijo.

“¿Te pegaron negrito?”, contó Víctor que le preguntó. Walter, que ya no hablaba, inequívocamente asintió con la cabeza. Al llegar al Hospital Fernández, sin embargo, todavía articulaba palabras. Cuatro años después, citado como testigo en la causa civil, el Dr. Fabián Vítolo repitió ante el Juzgado en lo Federal Civil y Comercial nº 2 su diálogo con el joven paciente. “Respondía órdenes y preguntas simples, entonces le pregunté si le habían pegado en la cabeza, y dijo que sí. Cuando le pregunté quién le había pegado, dijo LA YUTA”.

El Dr. Vítolo ya había declarado dos veces ante la instrucción penal entonces a cargo del Dr. Víctor Pettigiani, la primera en 1991. Consta en el expediente civil que en ninguna de esas oportunidades dijo que había hablado con Walter “porque no se lo preguntaron, y no sabía qué quería decir ‘yuta’”…

El domingo 21 de abril al mediodía, Walter fue trasladado, a pedido de sus padres, al Sanatorio Mitre, incluido en la cartilla de su obra social. Lo acompañaba un certificado del Dr. Tardivo del Pirovano informando “golpes faciales varios de 36 horas de evolución”. Hacía un día y medio que había entrado a la comisaría.

Los días siguientes fueron agitados en el sanatorio. A los padres y a la abuela de Walter se sumaron el resto de la familia, los amigos y compañeros del colegio. No tardaron en llegar los medios, que cubrieron ampliamente la agonía del “estudiante detenido en un recital de rock”. El comisario Espósito, vestido con ropas deportivas, se encargaba personalmente de empezar a construir su defensa, sugiriendo al vecino de Aldo Bonzi, aquel que limpió el vómito, “que no se olvidara que en la comisaría los trataron bien”.

El 26 de abril de 1991, una semana después de su detención, Walter Bulacio murió. Desde entonces, el operativo del 19 de abril de 1991 en el estadio Obras dejó de ser una razzia más entre tantas, para convertirse en “la noche que se llevaron a Walter”. En la comisaría, quedó el graffiti rudimentariamente grabado en la pared de la sala de menores: “JORGE, WALTER, KIKO, ERIK, LEO, NICO, NAZARENO, BETU Y HECTOR. CAIMOS POR ESTAR PARADOS. 19/4/91”.

https://juiciowalterbulacio.wordpress.com/quepasoconwalterbulacio/

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Masacre de Pompeya: la Corte Suprema absolvió a Fernando Carrera

La Corte Suprema de Justicia absolvió a Fernando Carrera, condenado a 30 años de prisión por un robo que no cometió y por matar a dos mujeres y un niño con el auto luego de que la policía le disparara más de 25 veces en una persecución, pensando que era un ladrón que escapaba.

Luego de varias y severas irregularidades en la causa, con complicidad de los oficiales, la Justicia lo condenó a 30 años y luego a 15 pero la Corte lo dejó en libertad en 2013 aunque sin declararlo inocente, hasta hoy. El hecho ocurrió el 25 de enero de 2005.

El caso se popularizó a través del cineasta Enrique Piñeyro, quien filmó el documental Rati Horror Show donde contó las arbitrariedades de la investigación que lo llevaron a estar más de siete años preso condenado por "robo agravado por su comisión con armas de fuego" y "homicidio culposo agravado por haber sido ocasionado por la conducción imprudente de un vehículo automotor y por la cantidad de víctimas" en concurso real con "portación de arma de guerra" sin licencia.

Algunas de las irregularidades de la causa fueron que el testigo de la policía, Rubén Maugeri, era el presidente de la Cooperativa de la Comisaría 34. Además, el hombre que sufrió el robo que desencadenó la persecución policial declaró en el juicio que las personas que lo asaltaron iban arriba de un Fiat Palio blanco y no de un Peugeot 205 como el que manejaba Carrera.

Asimismo, en la rueda de reconocimiento ningún testigo señaló a Carrera como la persona que había cometido el robo y durante el juicio nadie declaró haber visto a Carrera disparar un arma. La Justicia no le dio importancia.

El fallo fue firmado por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco (en disidencia), Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.

A criterio de la Corte, la sentencia apelada "no satisface el derecho del imputado a que su condena sea revisada de conformidad a los mandatos que derivan de la mencionada presunción de inocencia". No obstante, se añadió, correspondía que la causa "sea devuelta para una nueva decisión".

Todo ocurrió en el mediodía del 25 de enero de 2005, cuando dos mujeres y un nene de seis años cruzaban la avenida Sáenz, en el barrio porteño de Pompeya, en el semáforo de la calle Esquiú, y fueron embestidos por un auto que manejaba Fernando Carrera.

Según Carrera, la policía lo confundió con un ladrón al que estaban buscando y un grupo de efectivos policiales vestidos de civil que manejaba un Peugeot 504 negro sin ningún tipo de identificación policial intentó detenerlo a los tiros y lo balearon.

Herido e inconsciente, Carrera manejó tres cuadras en contramano, atropelló a las víctimas (que murieron), chocó contra otro vehículo y fue nuevamente baleado por la policía. Según su versión, para tapar el error la policía le armó una causa, inventó un robo y "plantó" un arma en su auto.

https://www.infobae.com/sociedad/2016/10/25/masacre-de-pompeya-la-corte-suprema-absolvio-a-fernando-carrera/