5/12/18

Consejos a la hora de leer y escribir

¿Cómo abordar la lectura de textos académicos?

1. Antes de la lectura:

- Previsualización: Antes de comenzar a leer, revisa el índice, los encabezados y las conclusiones para obtener una visión general del contenido. Esto ayuda a activar el conocimiento previo y establecer expectativas.
- Identificación de términos clave: Busca y subraya o anota términos clave en el texto. Comprender estos términos facilitará la comprensión del contenido.

2. Durante la lectura:

- Toma notas: Anota los conceptos clave, ejemplos y evidencias importantes mientras lees. Esto ayudará a recordar la información y servirá como referencia para futuros repasos.
- Haz preguntas: Formula preguntas a medida que avanzas en la lectura. Esto fomenta la participación activa y mejora la comprensión crítica del material.

3. Después de la lectura:

- Resumen: Resume la información clave en tus propias palabras. Esto refuerza la comprensión y te brinda un resumen útil para estudiar.
- Relación con experiencias personales: Intenta relacionar la información con experiencias personales o ejemplos de la vida real. Esto puede hacer que el contenido sea más significativo.

4. Busca apoyo adicional:

- Diccionarios y glosarios: Utiliza diccionarios o glosarios para comprender términos específicos o conceptos complejos.
- Busca explicaciones adicionales: Si algo no está claro, busca recursos adicionales como videos, artículos o ejemplos en línea que aclaren el contenido.

Incorporar estas estrategias en la rutina de lectura puede ayudar a los estudiantes de secundaria a enfrentar textos académicos de manera más efectiva y a desarrollar habilidades de comprensión crítica.

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Cómo editar tus propios textos

Escribir no es fácil, pero no le restes importancia a la edición de tu trabajo antes de que otros lo lean. Te decimos cómo hacerlo. El secreto de un buen texto es la edición. Es lo que diferencia la redacción apresurada, la puntuación al azar y las peroratas incoherentes de los editoriales y las discusiones sustentados, así como los refritos bochornosos de las novelas aclamadas por la crítica. Cuando este artículo esté terminado, habré editado y reescrito cada línea varias veces. Aquí te muestro cómo empezar a editar tus propios textos.

Considera que lo primero que escribes es solo un borrador

Sin importar lo bueno que creas que eres para escribir, las primeras palabras que escribes en una página constituyen un primer borrador. Escribir es pensar: no es común que sepas exactamente lo que vas a decir antes de que lo digas. Al final, por lo menos tienes que releer el borrador, ordenar todo y asegurarte de que la introducción que escribiste al inicio concuerde con lo que finalmente dijiste.

Mi antiguo maestro de redacción, el ensayista y caricaturista Timothy Kreider, me explicó qué era la revisión: “Una de mis frases favoritas es l’esprit d’escalier, ‘la conciencia de la escalera’, que se refiere a la experiencia de darse cuenta, demasiado tarde, de lo que habría sido perfecto decir en la fiesta, en una conversación, debate o al estar coqueteando. La palabra escrita nos ofrece una de las oportunidades poco comunes en la vida de volver a decirlo: corregir y decir esta vez lo que queríamos. El hecho de que los escritores puedan parecer más inteligentes e ingeniosos que los lectores es solo porque hicieron trampa al tomarse mucho tiempo en idear lo que querían decir y depurarlo durante días, semanas o, sí, incluso años, hasta que lo expresaron con la mayor claridad y elegancia posibles”.

El tiempo que inviertes en la edición, la reelaboración y la depuración convierte tu primer borrador en un segundo borrador… y luego en un tercero y, si sigues así, al final tendrás algo fabuloso. El peor error que puedes cometer como escritor es suponer que lo que escribiste la primera vez es lo suficientemente bueno.

Ahora veamos cómo hacer la edición en sí.

Busca los errores comunes

La mayor parte de los errores de redacción son tan comunes que desconciertan; los buenos escritores se vuelven expertos en detectarlos antes de que queden plasmados. Si de verdad quieres mejorar tu redacción, te recomiendo leer The Elements of Style de William Strunk Jr. y E.B. White, que es un manual para redactar bien y con precisión en inglés y para evitar los errores más comunes. Si deseas evitar la redacción “fea e imprecisa”, también vale la pena revisar Politics and the English Language de George Orwell.

Algunas de las cosas que aprenderás a identificar (y que siempre tengo que corregir en mi propia redacción) son:

- El uso excesivo de cierto vocabulario y terminología. Cuando la gente —y yo me incluyo— quiere parecer inteligente, mete palabras horribles como “utilizar”, “procurar” y “comunicar” (en vez de “usar”, “tratar de” o “decir”). Ese es el estilo contra el que se manifiesta Orwell en su ensayo. Lo que hace este tipo de redacción es desdibujar la idea que quieres expresar detrás de una falsa intelectualidad. Como dijo Orwell: “Nunca uses una palabra larga cuando puede servir una palabra corta”.

- Los clichés. A los clichés les falta elegancia, pero, por lo menos, es muy fácil deshacerse de ellos. Si no estás seguro de que algo sea un cliché, lo mejor es simplemente evitarlo. Terrible, ¿verdad? Los clichés son frases anticuadas que han perdido su impacto y originalidad por el uso tan excesivo que se hace de ellos. En algún momento “Genio y figura hasta la sepultura” fue una observación, pero ahora es un cliché. Orwell también lo dijo bien: “Nunca uses una metáfora, un símil ni ninguna otra figura retórica que estés acostumbrado a ver impresa”. Ah, y también los memes se vuelven clichés muy rápido… te lo advierto.

- La voz pasiva. En la mayoría de los casos, el sujeto de la oración debe ser la persona o cosa que realiza la acción, no sobre quien recae la acción. Por ejemplo, “Este artículo fue escrito por Harry” está escrito en voz pasiva porque el sujeto (“Este artículo”) es la cosa sobre la que recae la acción. La construcción activa equivalente sería: “Harry escribió este artículo”. La prosa que se escribe en voz pasiva tiende a expresar un distanciamiento y pasividad, por lo que casi siempre es mejor redactar una oración en voz activa.

- La divagación. Cuando no estás muy seguro de lo que quieres decir, es fácil divagar en torno a una idea, expresarla de tres o cuatro formas diferentes y luego, en vez de reducirla a una sola oración concisa, eliminar las cuatro oraciones de un plumazo y elaborar un párrafo torpe e impreciso. Una sola oración directa casi siempre es mejor que cuatro que se tejen alrededor de una idea.

Deja que tu trabajo repose un poco

Cuando escribes algo, te encuentras muy cercano al texto. Es casi imposible distanciarse lo suficiente como para hacer una edición adecuada de manera inmediata. Pero tienes que alejarte y regresar después con otra perspectiva. Cuanto más tiempo puedas dejar un borrador antes de editarlo, mejor. Yo tengo algunos ensayos a los que regreso cada tantos meses para pulirlos, y todavía no están terminados. Sin embargo, para la mayoría de los textos, es suficiente una pausa de media hora a dos días para poder hacer una buena edición. Incluso diez minutos servirán para algo corto como los correos electrónicos.

Cuando ya te pongas a editar, lee tu trabajo en voz alta.

Al obligarte a decir las palabras, en vez de solo leerlas en una pantalla de computadora, identificarás más problemas y sentirás mejor su fluidez. Si tropiezas con algo, es probable que tu lector también lo haga. Algunos escritores incluso imprimen sus borradores y editan con tinta roja mientras los leen en voz alta.

Recorta, recorta, recorta

Escribir de más representa mayores problemas que escribir de menos. Es mucho más probable que hayas escrito demasiado que muy poco. Es mucho más fácil lanzar palabras sobre un problema que tomarse el tiempo para encontrar las palabras adecuadas. Como escribió en una carta Blaise Pascal, un escritor y científico del siglo XVII (no, Mark Twain no): “Me he extendido más de lo común porque no tuve tiempo de recortarlo”.

La regla para la mayoría de los escritores es: “Si tienes dudas, recórtalo”. John McPhee, el escritor ganador del premio Pulitzer, ha llamado a este proceso “escribir por omisión”. El novelista Arthur Quiller-Couch (y no William Faulkner, quien quizás popularizó la frase) recomendaba: “Al escribir, debes matar todo lo que aprecias”. Esto se aplica en todos los niveles: si alguna palabra no es necesaria en una oración, quítala; si una oración no es necesaria en un párrafo, quítala; y si un párrafo no es necesario, también quítalo.

Repasa lo que has escrito y busca las partes que puedes recortar sin afectar el resto, y elimínalas. Eso hará más riguroso el trabajo, y lo que tratas de decir tendrá mayor precisión.

Dedícate especialmente al principio del texto

El principio es la parte más importante de cualquier cosa que escribas. Si no puedes captar la atención de la gente al inicio, luego ya no tendrás la oportunidad de hacerlo. Ya sea que escribas una novela o un correo electrónico, debes pasar una parte desproporcionada del tiempo trabajando en las primeras oraciones, párrafo o páginas. No debes caer al principio en muchos de los problemas que pueden disimularse a la mitad.

Presta atención a la estructura

La estructura es en lo que se apoya el texto. No importa qué tan bien se redacten las oraciones por separado si todo lo demás es un desorden disparatado. Cuando se trata de correos electrónicos y otros textos cortos, no es difícil apegarse a la estructura de la oración temática seguida de párrafos secundarios y una conclusión que nos enseñaron en la universidad. Solo asegúrate de que estás teniendo en consideración al público que deseas llegar. Una serie de párrafos largos e inacabables hará que tu lector no quiera seguir leyendo. Divide las cosas en puntos concisos y, si es necesario, inserta subtítulos, como los de este artículo. Si lo hubiera escrito sin subtítulos, estarías viendo una plasta escueta de texto.

Para textos más largos, tendrás que trabajar mucho en la estructura. Los monólogos interiores pocas veces son lecturas fáciles, además de que por lo general no tienes la opción de dividir todo en segmentos cortos con subtítulos. La narración tiene que fluir y los argumentos tienen que desarrollarse. Tienes que pensar en lo que estás tratando de decir en cada capítulo, sección o párrafo, y analizar si está quedando bien, o si es mejor poner esa parte en otro lugar. Es normal (e incluso deseable) que la estructura de tu trabajo cambie de manera drástica en cada borrador; es una señal de que estás elaborando el texto como un todo, y no solo corrigiendo los problemas pequeños.

Muchas veces, cuando algo que has escrito “no le gusta” a los lectores, es porque la estructura está mal. Tal vez no puedan decir cuál es el problema, pero pueden sentir que algo no cuadra.

Usa todos los recursos que tengas a la mano

Aunque no tengas la fortuna de contar con un editor de carne y hueso (¡Hola, Alan!), hay algunas herramientas que te pueden ayudar.

Grammarly es un asistente de redacción que marca los errores comunes de redacción, gramática y ortografía; es estupendo para identificar errores sencillos y depurar los borradores de tus textos. Un buen diccionario de sinónimos (o incluso Thesaurus.com) también es fundamental para encontrar la palabra exacta. Tampoco descartes la opinión de otras personas: pídeles a tus familiares y amigos que lean tu trabajo. Tal vez ellos encuentren algo que a ti se te haya pasado y puedan decirte cuando algo no queda bien.

La edición de tu trabajo es tan importante como la redacción, por decir lo menos. Para que algo con el potencial de ser bueno realmente lo sea, se requieren ajustes, reelaboraciones y modificaciones. No dejes de poner atención en esto.

https://www.nytimes.com/es/2020/04/14/espanol/estilos-de-vida/consejos-edicion-textos.html

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¿Cómo hacer las oraciones más claras?

1. Introducción

En las siguientes secciones se presentarán diferentes conceptos relacionados con la claridad de las oraciones. La claridad de las oraciones y su eficacia están estrechamente relacionadas con el número de palabras que la componen. De todos modos, esta no será la única cuestión que se tratará en las líneas que siguen este apartado. También se incluirá un breve apartado en el que se expondrán las razones para aplicar los consejos que se darán posteriormente.

2. Razones por la omisión de oraciones largas y complejas

El uso de oraciones largas y complejas puede ocasionar diferentes problemas durante la lectura de un texto. Entre estos problemas se destacan los siguientes:

a) Problemas en el objetivo principal: El objetivo principal del autor es asegurar la comprensión del mensaje que transmite. De esta manera, las oraciones escritas deben transmitir una idea de forma eficaz y captar la atención del lector. Las oraciones largas y complejas influyen en la realización de este objetivo de forma negativa.
b) Comprensión parcial/ mala comprensión del mensaje del texto: Una oración excesivamente larga o compleja no puede ser retenida totalmente en la memoria de trabajo humana. Por lo tanto, el lector puede retener solamente una parte de la información y, consecuentemente, comprender el mensaje del texto parcialmente. En caso de que no estén bien organizadas, el lector puede no conectarlas entre ellas y, por tanto, no entender el mensaje que el autor quiere expresar.
c) Aparición de vacíos de información después de la lectura: En una oración compleja se puede presentar más de una idea y, consecuentemente, el autor debe establecer una jerarquización de estas ideas. Se puede dar el caso de que la organización no sea la adecuada y el lector obtenga demasiada información de una parte y muy poca de otra.
d) Posible incomodidad visual a la hora de leer el texto: Una oración demasiado larga provoca, en la mayoría de casos, un párrafo demasiado largo. Estos dos fenómenos hacen que la lectura sea incómoda, ya que harán que el usuario se canse más rápidamente de la lectura y pierda interés por el tema.
e) Pérdida del referente/tema de una oración: Las oraciones excesivamente largas y complejas, en general, tienen el sujeto demasiado alejado del verbo o acción descrita. Por lo tanto, el lector puede tener problemas para recordar de qué se está hablando exactamente.
f) Confusión del lector durante la lectura: Una mala organización de las ideas dentro de una oración larga puede causar ambigüedades semánticas/sintácticas y, de esta forma, confusión durante la lectura. También puede ser la causa de los problemas mencionados en los puntos anteriores.

3. Descripción y métodos de detección del problema

Una oración se identifica como larga o compleja si se tienen en cuenta diferentes criterios que caracterizan este tipo de frases. Estos criterios son los siguientes:

- Oraciones que estén formadas por más de veinte o treinta palabras aproximadamente
- Oraciones que no tengan una puntuación aclaratoria y adecuada
- Oraciones que presentan ambigüedad sintáctica o semántica
- Oraciones con la información organizada de forma poco coherente
- Oraciones con ideas demasiado complejas
- Uso excesivo de oraciones subordinadas

4.1. Sintaxis

En relación a la sintaxis oracional, encontramos dos elementos que pueden causar problemas: las oraciones subordinadas y el orden oracional complejo.

- Oraciones subordinadas: no se recomienda utilizar más de una por cada oración principal. Su longitud será siempre menor en comparación con la oración a la que complementa. Debe utilizarse para clarificar la oración principal, no para expresar una idea diferente y poco relacionada con la principal.
- Orden oracional complejo: para evitar este problema se debe restringir el uso siempre que se pueda al orden neutro: sujeto-verbo-objeto. El ratio de nombres y verbos debe ser reducida para simplificar la estructura de la oración. La oración será más clara si se evita el uso de la negación y de estructuras verbales pasivas.

4.2. Puntuación

La puntuación es un factor realmente importante a la hora de redactar una frase bien clara. Los siguientes puntos son los que se deben respetar:

- La coma: se debe utilizar para establecer enumeraciones, incisos y en órdenes oracionales en que se disloca un elemento. En relación con los incisos, se debe reducir el uso a lo estrictamente necesario.
- El punto y coma: su uso se debe restringir a clarificar enumeraciones que se sean excesivamente largas. Su uso para separar ideas que están conectadas es correcto, pero puede confundir al lector: es recomendable utilizar el punto y seguido en estos casos.

4.4. Consejos generales

Estos son otros consejos de carácter más general para lograr mayor eficacia y claridad en una oración:

- Elimina las palabras innecesarias.
- Separa bien tus ideas, intenta comunicar una sola idea completa en cada oración.
- Es recomendable escribir oraciones de entre 20 y 30 palabras.
- Intenta que las frases de un mismo texto tengan la misma longitud.
- Utiliza el orden oracional neutro S + V + O (Sujeto + Verbo + Objeto).
- No hacer un uso excesivo de oraciones subordinadas.
- Presta especial atención a la puntuación.
- Utiliza vocabulario que sea claro para cualquier lector.

https://sites.google.com/site/redacespecializada/home/componentes/cmo-hacer-las-oraciones-ms-claras

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